Actualmente, en Colombia, el país donde todo pasa, pero nadie analiza la causa por la que pasa, sino que todo se queda en crítica, queja e indignación, censura y en algunos casos judicialización, se está discutiendo la situación que rodeó el suicidio de una residente de medicina de una conocida universidad que en su decir y sentir narrado en la carta de suicidio agobiada por maltratos y acosos de sus profesores, superiores residentes durante su año de residencia decidió acabar con su vida.
El enfoque de este artículo, no lo será la enfermedad mental, a la que dentro de argumentos que he observado, algunos han reducido la situación ocurrida, la depresión sufrida por la estudiante y algunos más atrevidos y con pocos argumentos hablan de la debilidad de su carácter, de la generación de cristal en fin. No me referiré a ello no porque no sea relevante, sino porque ya hemos escrito de la enfermedad mental y el papel de las organizaciones, pongo el link del artículo por si te interesa: https://bit.ly/48WhiWv, pero en esta ocasión la perspectiva de este abordaje será desde el ejercicio del poder, por parte de los seres humanos.
Lo primero será decir, que las universidades, colegios, entidades públicas, hospitales y empresas son organizaciones. Ser una organización implica tener un propósito, una misión, una actividad en servicio de una comunidad, que se ejecuta a través de la gestión de recursos y con el recurso más importante, el recurso humano, el talento, la creatividad al servicio de ese propósito.
¿Cómo ejerce una organización el poder? En teoría lo hace a través de su liderazgo. Uno que se aspira a que co-construya y comunique el propósito, la misión, los objetivos, las políticas y principios de la organización, que impregne a la organización de una identidad que se vuelve el marco de sus decisiones, del tratamiento hacia los miembros de la organización y hacia los de afuera. ¿Sucede? Es evidente que no en la mayoría de los casos.
La situación de la universidad y su residente y las demás denuncias que han surgido en el sector salud, solo es una más de las muestras de la deformación de lo que es el poder presente en nuestra sociedad y que ha permeado todos los estamentos, no se me ocurre alguno que pueda defender: políticos, funcionarios y empresarios corruptos, sacerdotes pederastas, ataques entre la prensa, hacia la prensa, ataques en las redes sociales que en muchos casos abusan del poder de expresión etc., incluso un partido de fútbol en que no se acatan las reglas y se impone la violencia, podríamos hablar eternamente de los sucesos, criticarlos, indignarnos, radicalizarnos y no encontrar su causa y sin encontrar su causa, nunca superarlos.
Como Coach Directivo y de Liderazgo, he observado y presenciado como la distorsión en las dinámicas de poder en el ser humano bajo el influjo del ego, lo ciegan, lo alejan de ver la humanidad de sus congéneres de ejercer su vocación, realizar su propósito, ser inspiración y servicio.
Como profesional, que ha sido estudiante, empleado, jefe, asesor, también he vivido la experiencia de relacionarme con el poder y su distorsión que es la fuerza, he vivido maravillosas experiencias no perfectas y pésimas experiencias, que en este punto de mi vida puedo decir que de todas he aprendido, no coleccionando pesares, sino observándolas, encontrándoles causa, aprendiendo de ellas, fortaleciendo mi poder a través de ellas y si perdonándolas, poniéndolas en mi repertorio de lo aprendido y que debe ser transmitido para el bienestar del otro.
Otro punto importante es que para superar una dinámica autoritaria, en donde hay fuerza y no poder, precisamente lo que se requiere es recordar tu propio poder, el poder personal de dejar atrás tus miedos y fortalecer tu espíritu para superar las vivencias emocionalmente y físicamente. Para esto necesitas ayuda, la organización debe brindarla, el ser humano debe buscar ayuda para formarse en su propio autoconocimiento y fortalecer su inteligencia emocional. Por eso me parece pertinente hoy recordar que es el poder y como los seres humanos nos relacionamos con él.
¿Qué es el poder?
El poder definitivamente es esa valoración propia, que te hace sabio, te hace sentirte capaz de superar tus límites, situaciones de dolor, de inseguridad. El poder es esa energía certera y de bienestar que te hace sentirte único, seguro, capaz de afrontar la incertidumbre, porque has sido dotado para ello y así lo reconoces, porque como seres humanos cuentas con todos los recursos para superar tus límites y realizar tu propósito.
Eso sí, ese poder debe descubrirse y trabajarse con autoconocimiento, revisando tus creencias limitantes, las estructuras y narrativas en las que hemos crecido que te impiden realizarte y vivir en plenitud. Cuando lo haces, no solo logras tu poder, sino que también logras entender el proceso de los demás en el descubrimiento de su propio poder. Entiendes los distintos estados de autoconocimiento y consciencia que experimentamos todos los seres humanos vivos en este planeta.
Así, sin importar la falta o el comportamiento, los ves más humanos porque sabes que están en un proceso. Y cuando eres consciente de tu poder, sabes que la experiencia de la vida se comparte y cuando se comparte, sirves a través de tu aprendizaje de poder personal.
Al poner tu experiencia al servicio del otro, le recuerdas su poder, lo ayudas a descubrirlo y este círculo virtuoso se convierte en un ejercicio colectivo, sinérgico y sincronizado de la evolución humana.
¿Cómo se manifiesta la fuerza en una organización?
La fuerza en una organización se manifiesta a través de decisiones autoritarias, impuestas, lesivas al colectivo, rígidas, intimidatorias, conductas de acoso, control.
Visto desde la desnaturalización del ego, el poder, más que poder es fuerza, es una persona con rango, jerarquía superior, que decide y define situaciones que impactan el resultado empresarial, el resultado colectivo y la vida de las personas.
Desde el ego la fuerza es un ejercicio control, se quiere controlar circunstancias, personas, modos de pensar, hacer, ser. Ese control, desde las narrativas de quien lo ejerce, genera miedos, minusvalía a su poder personal, opiniones, capacidades del otro.
Distingo el poder de la fuerza, porque el poder, por el contrario, servicio, es el humilde regalo de la experiencia, la sabiduría, la instrucción, es la realización del espíritu humano de ayudar a autodescubrir el poder de otros. Por el contrario, la fuerza es la desnaturalización del poder por parte del ego que lo lleva a marchitar el poder de otros.
El poder desnaturalizado, o sea la fuerza, logra una identificación del ego con el cargo que representa autoridad, que se vuelve parte de su personalidad, que lo obsesiona, lo hace temer, desconfiar, al identificarse con el cargo, no lo quiere perder, lo acapara, concentra, se excede en su ejercicio y en su defensa, actúa y se relaciona, empequeñeciendo, silenciando, denigrando al otro para no sentirse amenazado.
La desnaturalización del poder busca beneficio, hay una recompensa psicológica de culpar, rechazar y maltratar al otro, en la distorsión del ego mientras más sentimos que el otro es menos que nosotros y lo imposibilitamos de ser más, nos sentimos satisfechos y menos amenazados en nuestros miedos y propia pequeñez.
La fuerza como distorsión del poder influida por el ego a través de su versión actúa como víctima y victimario a la vez, por sentirse amenazado por el poder real o potencial del otro, ese miedo hace su poder personal nulo y por esto actúa como victimario, pero en el fondo es una víctima de sus propios miedos que lo alejan de su propósito humano que es ser en conexión, compasión, servicio y paz con el otro.
La identificación personal con cargo y la jerarquía en sí misma no es poder, es control y miedo.
¿Cómo se manifiesta el poder en una organización?
Precisamente como lo contrario, como servicio, inspiración, influencia positiva que regala experiencia y poder a los demás para que logren su propio poder.
El poder personalmente lo concibo como servicio, como responsabilidad, como una manifestación de nuestra espiritualidad (propósito vital)que todos estamos llamados a ejercer desde el poder personal, como una tarea difícil de comprender, emprender, sostener, como una fuente de evolución que se construye ayudando a otros a descubrir su poder y sabiduría.
El que tiene poder, entrega, enseña, inspira, genera valentía en otros, consciencia, le hace bien al otro, lo ayuda a experimentar su mejor versión. Lo levanta cuando la templanza y la fortaleza flaquea ante los miedos y la presión social.
Eso no quiere decir que deba ser complaciente, una persona con poder puede ser retadora hacia el otro, llevarlo a romper sus límites e inseguridad, modificar creencias, ayudarlo a ver y hacer posible lo que no se permite aún ver por el miedo.
El poder se ejerce para vencer miedos, los propios y colaborar a vencer los ajenos. Para regalar la sabiduría que da la experiencia a través de inspirar.
El poder promueve el avance, la construcción, la mejora de la persona que a su vez se convierte en un beneficio colectivo. El poder ayuda a comprender situaciones, a autodescubrir tanto para quien lo ejerce como para en quien se influye.

¿Para qué es el poder?
“El mundo es la voluntad de poder y nada más Y tú mismo eres la voluntad de poder – y nada más-”
F. Nieztche.
El poder personal desata el potencial de la humanidad, nos permite evolucionar a escenarios más justos, comprensivos y compasivos con más armonía y paz.
El poder es parte de la realización del propósito humano, es la energía, al servicio del propósito personal, el poder sobre otros es ese servicio humilde y responsable de poner nuestra experiencia: humana, profesional, al servicio de los demás, en todos los lugares donde la vida te pone, con todas las personas con las que te relacionas no se trata de jerarquía, de cargos, se trata que tu experiencia sirva a otro.
Ahora bien, cuando se ostenta un cargo con jerarquía e influencia sobre los demás, crece el impacto y la responsabilidad de tu actuar, de tal manera que para ejercer un poder responsable quien lo detenta desde cualquier lugar o cargo, pero más desde uno influyente debe cuidar en primer lugar su propio autodescubrimiento y crecimiento personal su mejora continua, que lo ayude a comprender, contextos, conectar con las realidades y potencial de las personas a su cargo y ayudar a desarrollarlos.
Lo contrario será una deformación del poder, ejercido por una persona que tiene un cargo, pero no poder y que requiere ayuda, porque se ha convertido en víctima de su falta de autoconocimiento y victimario de a quienes debería servir.
Aun con la posición de víctima y victimario, con una mirada compasiva, que entiende que las experiencias son necesarias para aprender, la realidad es que ambos extremos víctimas y victimario son seres humanos descubriendo como ser, aprendiendo a realizarse a través del reconocimiento de su poder personal.
¿Cómo se ve el poder desde el liderazgo?
El liderazgo lo ejerce esa persona o grupo de personas que tiene la energía, y el autoconocimiento además de su formación profesional, oficio etc., para promover, ejecutar ideas, con las habilidades blandas para conectar y trabajar con su equipo, tener y promover la inteligencia emocional, escuchar activamente, tomar decisiones de manera asertiva, generar empatía y construir relaciones empáticas entre su equipo, crear espacios de seguridad psicológica que le permitan al grupo ejercer su propósito sin sentirse amenazado, temiendo el error o retaliaciones, para lograr los resultados en beneficio del propósito de la organización pero alineado al propósito personal de cada uno de los integrantes del equipo.
No es fácil, porque no hay situación organizacional perfecta, las organizaciones son tan imperfectas como sus integrantes. Pero la influencia y preparación del líder, no solo en su formación profesional, sino en sus habilidades blandas, son imprescindibles para lograr un resultado organizacional beneficioso para la organización y sus miembros.
Una situación de abuso de poder, implica una carencia de liderazgo e inteligencia emocional del líder y del equipo. Probablemente falta de claridad con respecto a relacionamientos, comportamientos de las directivas, elección de cabezas sin formación en liderazgo, falta de formación en habilidades blandas de los equipos, etc., son muchas causas, que afortunadamente con voluntad toda pueden ser atendidas.
¿Qué puede hacer una organización en estos casos?
Formar, formar, formar, pero formar a su talento en las habilidades blandas, empatía, inteligencia emocional, trabajo en equipo, liderazgo, escucha activa, hacer parte del cambio, de paradigma, de social actual, de como nos vemos como sociedad, como partes separadas, enemigos, competidores.
Existen mecanismos, mentoring, coaching organizacional, directivo, profesional, sistémico.
Los profesionales igualmente podemos acudir a coaching profesional u ontológico e incluso ayuda psicológica, se trata de nuestra plenitud. Por ella hay que abrirnos a recibir información y ayuda.
La sociedad clama ayuda emocional y espiritual y las organizaciones son parte esencial de ello, no solo por su misión social, sino por el cumplimiento de sus propios fines.
Analicemos esto, no para criticar e indignarnos, sino para actuar, principalmente en nosotros mismos. Preguntarnos:
¿Qué significa para nosotros el poder?
¿Ejercernos el poder o, por el contrario, su distorsión, es decir, la fuerza?
¿Cómo ejercen el poder frente a nosotros ?
¿Qué pienso de la autoridad?
¿Qué pienso de las jerarquías?
¿Cómo valoro y reconozco al otro?
¿Cuál es mi papel como líder?
Por último, te quiero recomendar el libro El Poder contra la Fuerza del médico psiquiatra, filosofo y místico, David R Hakins, léelo y busca las causas, las tuyas propias y tu realidad será un reflejo de esa búsqueda y esa comprensión.
“El ser humano está estancado en su falta de conocimiento sobre sí mismo.”
David R Hawkins”
Tú también puedes transformar a tu organización por una más empática. En NNR Estudio Legal, te ofrecemos coaching experto para navegar el complejo mundo corporativo y legal de la nueva era empresarial.










0 comentarios